Honrado por la organizacion « Al-Karama para los derechos humanos » en Ginebra hace escasos dias, Abdennur Ali-Yahia recibio un premio recompensando el conjunto de su accion en favor dl respeto de la dignidad humana. A la edad de 88 años, aun tiene la fuerza de continua a defender las nobles ideas, de no aceptar ningun compromiso de fondo. Para el letrado Ali-Yahia, militante por la independencia, fundador de la liga argelina de los derechos humanos en 1985, la situacion actual de Argelia es simplemente inaceptable.Militante de la primera hora de los derechos humanos, Ali-Yahia acusa el poder Argelino de haber « confiscado » el poder, y de haber puesto en marcha un régimen dictatorial. Varias veces encarcelado por sus tomas de posicion, tàn solo le queda al viejo hombre la fuerza de sus convicciones y, la voluntad de luchar hasta el ultimo dia de su vida, para que se elucide la suerte de los 20.000 Argelinos desaparecidos. Citando a Argentina, u màs aun Chile, Yahia Ali, cree que Argelia debe inspirarse de ésos modelos y hacer la luz sobre los crimenes de estado cometidos por el régimen, donde la mayoria de los responsables estàn aun corriendo en libertad, o incluso ejércen altas funciones en el aparato del estado, civil o militar.
Abdennur Ali-Yahia ha evocado en el transcurso de su alocucion los acontecimientos que hàn seguido 1992, y sobre todo la puesta en marcha de 9 campos de detencion resrvados a los militantes del Frente Islàmico de Salvacion (FIS) totalizando no menos de 18.000 prisioneros.
El militante ha igualmente fustigado la politica de amnistia general lanzada por el actual president, y las derivas que ha engendrado. Siempre segun él, el presidente Buteflika habria « individualizado el poder hasta los extremos », poniendo en marcha un régimen totalitario, concentrando todos los poderes entre sus manos y confiscando las libertades individuales. De cierta manera, es la consciencia de Argelia que se ha manifestado via éste hombre casi centenario, que lamenta de ver el sueño que realizaba por su patria hundirse un poco màs cada dia.