Mohamed Abdelaziz, en plena desesperacion después de la repentina caída de Trípoli, ha acudido precipitadamente a los campamentos de Tinduf, el cuartel general del Frente Polisario en el oeste de Argelia, reducciéndo unas relajantes vacaciones en Italia y en la Costa del Sol. Fuentes en los campamentos de Tinduf revelarón que un avez llegado a principios de esta semana, reunió de urgencia la direccion del Frente, en lucha contra Marruecos por el control del Sáhara Occidental.
El regreso repentino del viejo lobo del desierto es en gran medida justificado. La dirección del Polisario sabe que las preocupaciones del Frente apenas están comenzando. Con la caída de Gadafi, el amigo de siempre, es el fin de la generosa asistencia proporcionada por un aliado incondicional. Las mismas fuentes revelaron que la reunión de la dirección del Polisario, encabezada por Mohamed Abdelaziz ha ampliamente discutido los medios para hacer frente a éste déficit.
Sin embargo, el tema más embarazoso y que prácticamente ha monopolizado el debate es el de los combatientes del Polisario arrestados por los rebeldes de Libia. Ahora están en manos del Consejo Nacional de Transición libio (CNT). Cientos de ellos, enviado a echar una mano al coronel al comienzo de la insurgencia libia, fueron hechos prisioneros. En los campamentos de Tinduf, las familias de estos bandidos asaltan a los dirigentes del Polisario. Ellos están desesperados por tener noticias de sus seres queridos perdidos en el lodazal de Libia. El màrgen de maniobra está limitado a la dirección del Polisario. La capacidad de negociar su liberación ni siquiera se considera, el CNT Libio manifiestan abiertamente su hostilidad al Polisario por su apoyo a el dictador depuesto.
La situación es aún más abrumadora para los dirigentes del Polisario que no pueden contar con el aliado Argelino. Desde el colapso del régimen del coronel, los responsables argelinos mismos no saben cómo manejar la aceleración de los acontecimientos en su frontera oriental. Acusados por las autoridades el CNT libias, culpados por su propia opinion pública y sus medios de comunicación, las autoridades argelinas no tienen ningún argumento para justificar su apoyo hasta el último minuto al dictador de Trípoli.