Los diplomáticos argelinos no tienen otras prioridades en su agenda que Marruecos y el Sáhara. Este es el pan nuestro de cada día de muchos medios de comunicación argelinos que actúan bajo las órdenes del general del DRS (inteligencia militar).
De hecho, los diplomáticos argelinos y los medios de comunicación están programados sólo para hacer la vida difícil a sus vecinos marroquíes,en el momento en que la Argelia oficial revendica el estatus de observador y proclama a quién quiera escucharlo, no ser parte-participante en el conflicto del Sahara.
El último acto de esta animosidad desenfrenada, vuelve al embajador de Argelia ante la ONU en Ginebra que vuelve a la carga pidiendo al Consejo de Derechos Humanos (CDH) de «prestar especial atención a la protección de los derechos humanos en el Sahara»occidental.
Reacciónàndo enésimo acto de provocación, el encargado de negocios de la ONU en Ginebra, Hassane Boukili describe los propositos del diplomático argelino de «sesgados y sin credibilidad «, mientras que Argelia, se erige como defensor de los derechos humanos en el Sahara marroquí, los pisotea durante todo el año sobre su propio territorio.
Argelia, argumenta, es cualquier cosa menos un observador en el conflicto del Sáhara donde metio sus narices desde 1976, política, diplomática y financieramente.
Para el diplomático marroquí, la diplomacia argelina está lejos de ser creíble abogando por los derechos humanos en el Sahara y en otros lugares debido a sus déficits internos en este ámbito.
Como prueba, Boukili cita el caso reciente de la represión en los Cabildeos, de la violencia y la discriminación en Ghardaya y de graves violaciónes en los campamentos de Tinduf, que continúan de barrer los titulares nacionales, regionales e internacionales.
Como no tenía nada que ocultar, Marruecos deja la puerta abierta a las ONG de derechos humanos y los observadores internacionales y de las Naciones Unidas para llevar a cabo libremente sus tareas e investigaciones en todo el territorio nacional, incluyendo en el Sáhara Occidental. Sin embargo, las autoridades argelinas desde siempre se niegan de conceder visados de entrada a estas ONG impidiendo los activistas locales de denunciar los abusos y violaciónes cometidos en suelo argelino.
Por último, las acusaciones y calumnias de la diplomacia argelina no tienen sentido, son sólo balas de fogueo.