La diplomacia marroquí parece finalmente haber entendido de que el gran obstáculo para la solución definitiva del conflicto del Sahara Occidental no es otro que el régimen argelino y no el Frente Polisario, cuyos dirigentes al mando no son en realidad que marionetas que los dirigentes de Argel manipulan a su antojo, para servir a los intereses geoestratégicos y las ambiciones hegemónicas de su país.
En una declaración inusual ante el 4° Comité de las Naciones Unidas (ONU), el embajador de Marruecos ante las Naciones Unidas en Nueva York, Omar Hilal ha señalado con el dedo algunas aices del mal que perpetúan el conflicto artificial alrededor del Sahara marroquí.
A través de una serie de preguntas y respuestas, el diplomático marroquí ha demostrado a la asistencia que Argelia no puede en modo alguno invocar la condición de «observador», como le gusta a sus diplomáticos gritar a los cuatro vientos.
Argelia, argumentó, es de hecho una de las partes interesadas en este litigio que, al mismo tiempo, es el principal instigador, promotor y patrocinador.
Sin Argelia, sus diplomáticos, generales e incluso sus medios de comunicación, el Polisario nunca habría surgido y no habria podido resistir a todos los intentos de mediación para una solución política mutuamente aceptable.
Argelia, destacó Hilal, movilizó todo su aparato diplomático y los medios de comunicación contra Marruecos, se niega a revelar a su parlamento y a su pueblo el verdadero presupuesto anual asignado al Polisario, enciende y entrena a los jóvenes saharauis, en la famosa universidad de verano de Bumerdes, para enviarlos a cometer actos de violencia, vandalismo y de destrucción en el Sahara marroquí y niega cualquier censo de los habitantes de los campamentos de Tinduf.
Aparte de su flagrante partido tomado en este asunto, continuó con delicadeza el diplomático marroquí, Argelia ha gastado los últimos cuarenta años, una fortuna colosal para comprar votos y conciencias, no para defender como afirma, un supuestamente » principio de la autodeterminación «, ni mucho menos, sino más bien para servir mejor a sus propios intereses reuniendo la mayor cantidad de países y de votos a las tésis independentistas del Polisario.
Frente a este espíritu hegemónico del régimen Argelino, Marruecos, que ya cuenta con el apoyo de los países árabes, África y otros países de habla francesa, y de ciertas grandes potencias como Francia y Estados Unidos, se comprometió recientemente en una campaña diplomática para convencer y persuadir del bien fundado de su causa, los pocos paises del África anglofona y de América Latina, que continuan tratando al régimen argelino mediante el apoyo al Frente Polisario.
Y es otra raíz del mal que hay que extirpar de urgencia para cerrar el paso a los dirigentes de Argel en la guerra de desgaste que libran desde hace cuatro décadas, a Marruecos con el fin de debilitarlo e imponer su liderazgo en el Magreb árabe y la región del Sahel.