Los dirigentes de Argel y el Polisario siguen sin poder ocultar su pérdida de impulso en la batalla diplomática que libra desde hace cuatro décadas, a Marruecos sobre el Sahara Occidental.
El régimen argelino que ha largo proclamado siempre su neutralidad en la disputa territorial sobre el Sahara marroquí, ahora muestra abiertamente su sesgo en este conflicto.
En lugar de invertir fuertemente para desactivar la bomba de relojería que actualmente está minando el país cuya economía se ve mermada por la caída de los precios del petróleo, el gobierno argelino se permite donar un generoso lote nuevo en equipo militar a los mercenarios del Polisario para apoyar su escalada contra el vecino marroquí.
Esta acción suicida que podría encender la chispa de un conflicto armado puede afectar a toda la región, encuentra su explicación en los sucesivos fracasos diplomáticos que el régimen argelino ha cobrado en su disputa contra Marruecos.
Tras el agotamiento de las existencias de los petrodólares en las arcas del Estado, la diplomacia argelina, mostró debilidades ya sea en las Naciones Unidas o sobre los tableros de ajedrez europeos y especialmente africano, donde no logró abortar la readmisión de Marruecos dentro de la Unión Africana, o al menos contrarrestar su exitoso avance económico en el continente.
Por otra parte, después del final del mandato del ex secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-Moon, Argelia ha perdido un segundo aliado en la persona del enviado personal de Ban en el sahara, Christopher Ross, quién presentó la semana pasada su carta de renuncia al nuevo jefe de la ONU, Antonio Guterres.
Después de haber fracasado en el uso de la baraja de los derechos humanos y el presunto saqueo de la riqueza en el Sahara, los dirigentes de Argel están jugando una última carta, la de la opción militar. Para hacerlo, todavía, tuvieron el cuidado de confiar a los dirigentes del Polisario y a su jefe Brahim Ghali, el trabajo sucio de amenazar a un retorno a la confrontación armada contra Marruecos.
Teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas desfavorables que reinan en Argelia, debido a graves errores de gobierno, sus dirigentes están pertinentemente convencidos de que los vientos están soplando ahora a favor de Marruecos ante las Naciones Unidas y en África.