La prudencia y la cautela termina siempre por llevar la razon. En este sentido podemos interpretar la reacción del prudente gobierno español a un grupo de activistas españoles, que han ilegalmente querido hacer una manifestacion a favor de los separatistas del Frente Polisario en el Sáhara Occidental.
Los 11 activistas habían llegado de España el Sábado, 28 de agosto a la ciudad de El Aaiún con visados de turista, antes de organizar una manifestación sin previa autorización de las autoridades marroquíes. Picados, los ciudadanos marroquíes han visto en ésta manifestacion una provocación, lo que desencadenó un violento altercado entre los dos grupos. La confrontación, sin embargo, terminó con la intervención de la policía marroquí.
A petición de Madrid, el gobierno marroquí ha dado explicaciones sobre lo que los activistas españoles ven como maltrato. Los argumentos de Rabat fueron claramente convincentes. El Secretario de Estado español de Asuntos Exteriores, Juan Pablo Laiglesia ha dicho que «las autoridades marroquíes han ofrecido explicaciones y estamos satisfechos de ellas y el caso està cerrado.»
Desafiando las denuncias de los activistas españoles sobre la presunta violencia de la policía vestida de civil, el diplomático español ha honestamente admitido: «No tenemos evidencia para dar crédito a las declaraciones de los activistas.» Los activistas «han participado en una manifestación ilegal, no autorizada durante la cuàl altercado tuvo lugar. Dignamente, la N º 2 de la diplomàcia española dijo: «Todo parece indicar que los altercados ocurridos en la manifestacion que al parecer ha producido una reacción de un grupo de oposición» a los activistas españoles.
Negàndo que Madrid està ante un hecho consumado, la Secretaria de Política y Cooperación Internacional del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Elena Valenciano, fue más directa en su condena de los activistas españoles, entraron a Marruecos con visado de turista : « Tenemos que proteger los derechos fundamentales de los españoles, pero también debemos respetar la ley cuando no estamos en nuestro país. Lo mismo para los extranjeros cuando vienen a España ».