El intercambio de visitas entre familias saharauis separadas por la persistencia del conflicto del Sáhara Occidental, se hace regularmente bajo la supervisión del ACNUR. El Alto Comisionado para los Refugiados se ocupa de la organizacion de viaje de las familias cuyos miembros están separados entre los campamentos de Tinduf en Argelia y el sur de Marruecos.
La última operación que tuvo lugar el 9 de septiembre incumbo a 34 saharauis cuyas familias estàn instaladas de un lado u otro de la frontera entre Argelia y Marruecos. A menudo, muchos beneficiarios de la operacion eligen quedarse con sus familias en el Sahara y se niegan a regresar a los campamentos de Tinduf.
Así que si esta operación humanitaria reviste un caracter de elogio, muestra también el aspecto cruel de una situación sin sentido, donde miles de familias se ven obligadas a vivir desde hace más de 35 años en la duras condiciones del desierto. Una situación aún más dolorosa que los campamentos de Tinduf son dirigidos con una mano de hierro por parte del Polisario, bajo la supervisión de las autoridades argelinas que garantizan el cuidado y la protección, militar, financiera y diplomática del movimiento.
La población saharaui de los campamentos de Tinduf no se beneficia de la libertad de movimiento o de expresión y la represión de la disidencia esmoneda corriente. El caso del disidente Mustafa Salma es revelador de las prácticas represivas. Detenido y torturado por el Frente Polisario en septiembre de 2010 por haber declarado públicamente su adhesión al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental, Mustafa Salma fue luego expulsado fuera de los campamentos de Tinduf.
Desde su exilio forzado en Mauritania, Mustafa continua luchando por su derecho a regresar con su familia y sus hijos a Tinduf. El Polisario, por su parte, sigue haciendo oídos sordos a estos reclamos, mientras que las autoridades de Argel se muràn en un silencio cómplice.