El jefe de la diplomacia argelina, Ramtane Lamamra se erigió como defensor de los derechos humanos en Marruecos, olvidando primero de barrer en su casa de Argelia, donde la policía antidisturbios suelen ser siempre diez veces más que los manifestantes pacíficos.
Y en otro vano intento de crear dificultades a Marruecos, el ministro argelino Lamamra se ha substituido al Frente Polisario, que disputa a Marruecos la soberanía sobre el Sáhara Occidental, para pedir al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH) a trabajar por la extensión del mandato de la MINURSO para la protección de los derechos humanos.
» Argelia empuja al CDH de vigilar la aplicación de las recomendaciones de la ONU para supervisar la situación de los derechos humanos en el Sahara», dijo el miércoles ante el CDH que celebra su 25ª reunión ordinaria del 3 al 28 de marzo en Ginebra.
Ramtane Lamamra sin embargo parece tener una memoria corta, olvidando que ante la determinación de Marruecos, incluso el Departamento de Estado de EE.UU. no había logrado aprobar un proyecto de este tipo en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero era sin contar con la fuerza de la diplomacia de Marruecos, miembro fundador del Consejo de Derechos Humanos y que fue reelegido en noviembre pasado para un segundo mandato (2014-2016), en reconocimiento a su compromiso con la consolidación del Estado de Derecho, la gobernabilidad democrática y los derechos humanos. Obviamente, ante la nueva ofensiva de la vecina Argelia, la diplomacia marroquí oficial y paralela presenta en pleno vigor en Ginebra, no cruza los brazos, pero permanece al toro y al loro.
Los diplomáticos marroquíes muestran una constante vigilia para hacer abortar todas las maniobras de los adversarios de la integridad territorial del Reino y en particular de los hermanos-enemigos de Argelia y de sus protegidos del Polisario no se pierden ninguna oportunidad para tratar de obtener ciertos votos a sus tésis separatistas poco o, nada convincentes.