El 14º Congreso del Polisario celebrado a finales del pasado mes de diciembre en los campamentos de Tinduf, parece ser el preludio de una campaña solapada de los ajustes de cuentas.
Los antiguos/nuevos dirigentes del Polisario, cuyo jefe Mohamed Abdelaziz, fue reelegido para un nuevo mandato de cuatro años, no perdió tiempo para buscar el tercer pié al gato a los jóvenes opositores y disidentes que intentarón interrumpir el trabajo del último congreso exigiendo entre otras, la salida de las antiguas figuras de la dirección.
Según informaciónes provenientes de Tinduf, las milicias del Polisario han llevado a cabo una amplia operación de búsqueda en los campamentos para detener a estos opositores, entre ellos un centenar que fue arrestado por presuntamente incitar a la violencia.
Después de los duros interrogatorios en Rabuni, los acusados, en su mayoría militantes del movimiento no autorizado «Jóvenes por el Cambio», fueron llevados a la tritemente celebre prisión de Dhaibya, donde son sometidos a todo tipo de torturas.
A raíz de las detenciones, Mohamed Abdelaziz procedió con la bendición y a la orden del nuevo jefe de la Dirección de Inteligencia y Seguridad argelina (DRS), el general Athman Tartag, alias Bashir, a la expulsión de Mohamed Lamine Ould Bouhali, del sensible puesto de «ministro de defensa», que había ocupado desde principios de los años 80, en un momento en que el DRS fue dirigido por el general Mohamed Mediene, alias Taoufik, también despedido sin explicación, por el presidente Buteflika.
Después de haber asegurado el mantenimiento del moribundo Mohamed Abdelaziz en su puesto, el general Tartag trataría ahora, de acuerdo con un notable saharaui cercano de la dirección del Polisario, de deshacerse del legado de su predecesor Toufik para recuperar el control del campamento de Rabuni.
Tomó como primer objetivo a Bouhali, a sabiendas de que es un ex soldado argelino del Ejército Nacional Popular (ANP), sirvió de enlace entre el cuartel general del Polisario y el general Mediene que tenia informado de lo que estaba pasando en los campamentos. Además Bouhali entró en una rabia al saber que fue expulsado de su puesto y su nombramiento al frente de una cartera simbólica, la de «Construcción y Reasentamiento de los territorios liberados».
Para Bashir como fue el caso de su predecesor Toufik dice el notable saharaui, el objetivo final es cerrar el paso a cualquier normalización de las relaciones con el vecino Marruecos que los generales argelinos consideran como el enemigo número uno en la vecindad inmediata de Argelia.