La dirección del Polisario fue sorprendida en 2014, por las numerosas protestas de los opositores y disidentes en los campamentos saharauis de Tinduf, ha cambiado de táctica para silenciarlos.
Sobre instrucciones del jefe del Polisario, Mohamed Abdelaziz, la sucia tarea de denuncia está ahora a cargo de mujeres llamadas «aarifate» que son responsables de infiltrarse en la comunidad y los hogares de los opositores, en vez de milicianos armados que eran menos eficientes.
En una reciente reunión para identificar los contornos de esta nueva estratégia, el sea dicho primer ministro, Taleb Omar, y el responsable de la secretaría de asuntos políticos, Salem Labsir diéron instrucciones a los nuevos reclutas de transmitir regularmente las informaciónes recogidas directamente al servicio de la seguridad militar, controlados por Brahim Ahmed Mahmoud Biyadillah alias «Grigaou», que no es otro que el hermano de Mohamed Cheikh Biadillah, el actual presidente de la Cámara de Consejeros de Marruecos.
En la misma sesión, los aarifate cuyo perfil ha sido cuidadosamente seleccionado, han sido colocados a la cabeza de cinco celulas femeninas encargadas de identificar y denunciar a los opositores y sus complots otro acto hostil dirigido contra la dirección del Polisario.
Las cinco celulas distribuidas de forma independiente en los campamentos de «El Aaiún», «Bojador», «Smara», «Ausserd» y «Dakhla» todos tienen la misión de vigilar y rastrear los movimientos de los opositores dentro de los campamentos de Tinduf.
A la cabeza de los sospechosos que seràn colocados bajo vigilancia incluye por supuesto, los opositores de la tribu Uelad Dlim, acusados de graffiti y inscripciones murales y otras grabaciones de vídeo que exigían la salida del semp-eterno Mohamed Abdelaziz.
A raíz de los movimientos de protesta que han ocurrido en el 2014 en los diversos campamentos de Tinduf, Mohamed Abdelaziz y su vieja guardia, directamente aludida por los manifestantes, quiere asi cerrar las puertas a aquellos opositores que a menudo actúan bajo el anonimato por temor a represalias.
Pero eso sin contar con el descontento generalizado que sigue creciendo entre los jóvenes descontentos saharauis.