Zambia retiró su reconocimiento a la quimérica República Saharaui «RASD» y rompió las relaciones diplomáticas con la entidad auto-proclamada por el Frente Polisario.
Esta decisión fue anunciada la noche del sábado en Rabat por el canciller de Zambia Harry kalaba, que se encuentra de visita en Marruecos, tras su reunión con el ministro marroquí delegado de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Nasser Bourita.
En una breve declaración a la prensa, Harry kalaba dijo que el gobierno de su país expresó al mismo tiempo, su «fuerte apoyo» a los esfuerzos de las Naciones Unidas, bajo los auspicios del Consejo de Seguridad y el Secretario General de ONU, para lograr «una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable al conflicto del Sahara, de conformidad con las resoluciones pertinentes del Consejo de seguridad.»
Esta ruptura con el movimiento separatista saharaui tuvo lugar el sábado, el mismo día que Brahim Ghali fue nombrado por el 15° congreso extraordinario del Polisario que se reunió los días 8 y 9 de julio en los campamentos de Tinduf, en el suroeste de Argelia, para suceder al difunto Mohamed Abdelaziz, como del Polisario y de la supuesta República saharaui «RASD», que nunca ha sido reconocida por la ONU o la Unión Europea.
Ghali, un hombre cercano al régimen de Argelia y los partidarios de la línea dura contra Marruecos en el conflicto del Sahara Occidental, fue el único candidato en esta sea llamada elección.
Recordamos, Zambia reconoció la pseudo-República saharaui en 1979 antes de decidir congelar este reconocimiento en 2011, antes de regresar a la decisión dos años más tarde, bajo la presión de los regímenes de Argelia y Sudáfrica.
La nueva decisión de Zambia de retirar el reconocimiento a la «RASD» y cortar sus vínculos con el Frente Polisario es una valiosa victoria diplomática del Reino de Marruecos en la escena africana. Últimamente, Marruecos, apoyada fuertemente por los países africanos de habla francesa, se centra en los países de habla inglesa que continúan apoyando el movimiento separatista saharaui, para convencerlos de que cambien de posición y corregir los errores del pasado que la habian obligado a renunciar a su asiento en la organización panafricana tras la admisión de la «RASD» en 1984.