Eljefe del Frente Polisario Brahim Ghali no se atreve aun en ir a España, para asistir a la conferencia de la Coordinadora Europea de apoyo al Polisario (EUCOCO), prevista para el 18 y 19 de noviembre en la localidad de Villanueva y Geltrú, cerca de Barcelona en Cataluña.
El torturador en los campamentos de Tinduf, que es el objeto de varias demandas por «genocidio, tortura, desaparición y esclavitud,» teme ser detenido por la justicia española, con motivo de este viaje, el primero de este tipo en un país Europeo, desde su nombramiento en diciembre de 2015, como jefe del Frente Polisario.
El viernes pasado, el juez José Mata, de la Audiencia Nacional a cargo de este asunto, ordenó a la policía a través de un mandato de proporcionar información suficiente sobre Brahim Ghali, ex representante del Polisario en España, informa un medio de comunicación español.
Brahim Ghali figura de hecho, sobre una lista de 25 miembros del Polisario y tres oficiales del ejército argelino acusados de «genocidio, tortura y desaparición», en una demanda presentada en 2008 por la Asociación Saharaui de Derechos Humanos (ASADEDH) ante la audiencia Nacional.
Un año antes, el mismo tribunal había recibido una nueva denuncia por la joven española origen saharaui, Soltana Bent Bilal que acusó a Brahim Ghali de violación y esclavitud, cuando ocupó el cargo de sea dicho ministro de defensa .
En diciembre de 2008, el juez José Mata había convocado varias veces sin éxito, a Brahim Ghali, para escuchar su version , pero fue inmediatamente «exfiltrado » de España por los servicios de inteligencia militar argelina. Luego ocupó el cargo de «Embajador de la RASD» en Argel hasta su nombramiento por el 14º Congreso de diciembre de 2015, como secretario general del Frente Polisario y presidente de la pseudo República Saharaui «RASD».
La reapertura de estos casos por la justicia española anima a Ghali a pensar cuidadosamente acerca de los riesgos de un viaje a España, aunque en el fondo de sí mismo, desea con muchas ganas llevarlo a cabo para conseguir una especie de «reconocimiento» a nivel internacional.
El torturador Brahim Ghali, que tiene sus manos llenas de sangre de sus muchas víctimas, no tiene de hecho, dónde ir, excepto a escasos países africanos que todavía se dejan engañar por la maquinaria de propaganda de Argelia continuando de apoyar las quiméricas tésis del Polisario.